www.paquebote.com > Arthur Schnitzler
«El hecho de que aquellos ojos no mostraran el menor indicio del fulgor que tantas veces había percibido al conocer a alguien, cuando gozaba aún del deslumbrante esplendor de la juventud o de la intrépida gallardía de la madurez, era algo que Casanova había aprendido a aceptar hacía mucho.» Con todo, en El regreso de Casanova -publicada por Arthur Schnitzler (1862-1931) en 1917- el célebre libertino veneciano, ya en el otoño de su existencia, encuentra un estimulante desafío en la figura de la joven, fría e inteligente Marcolina. Encabritado por su indiferencia, refractario a aceptar lo impensable, el chevalier de Seingalt arma un ardid que, al mismo tiempo que le dará a probar la felicidad, lo embarcará en la jornada en que se verá alejado irremediablemente de la plenitud de la vida.
Atraído en buena parte por los inestables movimientos de la conciencia y del ánimo que determinan la actuación de los seres humanos, Arthur Schnitzler (1862-1931) -médico por imposición, judío vienés, burgués, escritor, emblema de aquella Viena que, a caballo de los siglos XIX y XX, disputaba en la Mitteleuropa la primacía del esplendor cultural y social a París- centró a menudo sus novelas en la peripecia de un personaje en trances breves y significativos. Apuesta al amanecer (1926) narra cuarenta y ocho horas trepidantes en la vida del alférez Kasda desde que se presenta en su casa un antiguo compañero, ya fuera del ejército, a fin de suplicarle el préstamo urgente de la respetable suma de mil florines. Un golpe de suerte inesperado le permite salvar el paso airosamente, pero una desafortunada concatenación de acontecimientos y malas decisiones a partir de entonces acabará revelándose fatídica.
Traducción de Roberto Bravo de la Varga
Médico por imposición, judío vienés, burgués, escritor, Arthur Schnitzler (1862-1931) puede pasar por emblema de aquella Viena que, a caballo de los siglos XIX y XX, y poblada por figuras que iban de Klimt y Schiele a Mahler y Adolf Loos, de Freud y Jung a Wittgenstein, de Hoffmanstahl y Rilke a Joseph Roth y Stefan Zweig, disputaba en la Mitteleuropa la primacía del esplendor cultural y social a París. Emparejadas por el novedoso recurso al monólogo interior, las dos obras que se reúnen en este volumen retratan sendos personajes pertenecientes a segmentos relevantes de la sociedad del imperio. El teniente Gustl (1900), que valió al autor la expulsión del ejército, pinta el angustioso debate interno de un oficial ocioso, mujeriego, antisemita y botarate a quien un incidente nimio a la salida de la ópera y el código del honor de la institución empujan a considerar como única salida el suicidio. La señorita Else (1923) centra su atención en una jovencita de la alta sociedad a quien la divergencia entre la vida interior y la exterior, social, sujeta a convenciones y presiones insoslayables, lleva al desastre.
Traducción de Isabel García Adánez
«?No te m?escaparàs. M?hi has de dur.
?Però amic meu...
?Deixa?m fer. Ja sé que és ?perillós?... Potser és això precisament el que m?atreu.»
Qui parla d?aquesta manera és Fridolin, un metge vienès jove, feliç i ben acomodat, amb èxit, casat i pare d?una nena, que durant uns carnavals se sent arrossegat cap a un món ignot a mig camí entre el son i la vigília, en el qual, empès pel desig, viurà unes experiències de rara i fascinadora intensitat. Amb una subtilesa fora del comú i unes capacitats descriptives i psicològiques extraordinàriament modernes, Arthur Schnitzler ens porta cap a un terreny ambigu i ambivalent, de màgica ensonyació.
«¿Manté el tracte, senyor von Dorsday? Jo estic a punt. Aquí em té. Estic ben tranquil·la. Somric. ¿Pot comprendre la meva mirada? El seu ull em diu: vine! El seu ull em diu: et vull veure nua. I bé, pocavergonya, nua estic.»
«?No te me escaparás. Tienes que llevarme. ?Pero amigo... ?Déjame a mí el resto. Ya sé que es ?peligroso?... quizá sea eso lo que me atrae.»
Quien habla así es Fridolin, un joven médico vienés, acomodado, felizmente casado y padre de una niña, que durante unos carnavales se siente misteriosamente arrastrado hacia lo desconocido, un mundo a medio camino entre el sueño y la vigilia, en el que, atrapado por el deseo, vivirá experiencias de extraña y fascinadora intensidad. Con una sutileza fuera de lo común y unas capacidades descriptivas y psicológicas extraordinariamente modernas, Arthur Schnitzler nos sitúa en un terreno ambiguo y ambivalente, de una mágica ensoñación.